LA AUSENCIA DE NUESTRO HOGAR

1.-
Marleni es la vez primera
que de nuestro hogar te alejas
y con tu soledad nos dejas
la ausencia de aquel que espera.
Nuestra casa no es la que era
todo se ve diferente,
nuestra mirada insistente
siempre contempla la puerta
de tu habitación desierta
porque tú te hallas ausente.
2.-
Tu madre se sepultaba
en ese llanto sin calma
tu te ibas de La Palma
sin tí consuelo no hallaba.
Juan Antonio te esperaba
feliz, contento, dichoso,
prometiendo ser tu esposo
había jurado por Dios
pero de la suerte en pos
era ese amor venturoso.
3.-
El beso de despedida
no te lo pudimos dar
y aunque el alivio es llorar
hace sangrar más la herida.
El alma languidecida
en ansiedad sumergidos,
y aunque era un ser querido
con duda por no saber
qué suerte iría a correr
con quien le es desconocido.
4.-
El amor predominante
en tu pecho hace cabida
cambia el rumbo de la vida
por sendas del emigrante.
Te acerca de lo distante
te une con quien te rodea,
que ese conjunto de ideas
feliz puedas realizar
que en Benyi puedas hallar
la dicha que tu deseas.
5.-
Nosotros también emigramos
para tierras extranjeras
pagamos de esta manera
una deuda que debemos.
Si sufrieron, sufriremos
vi a nuestros padres llorar,
no supimos valorar
el daño que así les hicimos
pero sí les devolvimos
el retorno a nuestro hogar.
6.-
Juan Antonio es tu pasión
esa ilusión pasajera
que al verlo por vez primera
se alojó en tu corazón.
De tu sentir la emoción
de tu tristeza el consuelo,
tú, de su sueño el desvelo
él de tu alma el sentir
juntos tendréis al morir
un rinconcito en el cielo.
7.-
Detrás dejaste tu hogar
tu infancia, tu adolescencia
llevándote con tu ausencia
otro nuevo despertar.
Es nuestra vida al pasar
una sombra pasajera,
te dio la isla palmera
la existencia de tu ser
y cuna donde al nacer
viste tú la luz primera.
8.-
Si tu amor fuera un fracaso
por qué culpar al destino,
hay curvas en el camino
que entorpecen nuestros pasos.
Te ampararán nuestros brazos
si te desprecia la suerte,
hundida no quiero verte
regresa que nunca es tarde
porque el amor de tus padres
no lo borra ni la muerte.

Adrián Candelario Martín.

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